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Arribazones de sargazo amenazan el turismo y la salud en Puerto Rico

La falta de controles de los gobiernos para manejar este fenómeno natural podría poner en peligro incluso la vida de las personas.

En la costa de Playa Lucía en Yabucoa, una pareja propietaria de hoteles lamenta no haber logrado las expectativas del número de huéspedes para el verano de 2019. Comenta que el hedor que emana de la orilla provoca que las personas ni siquiera quieran salir a usar la piscina del parador.

En la comunidad Maternillo de Fajardo, el pescador José Carmona celebra que la temporadas ha traído mayor cantidad de pez dorado. De acuerdo al hombre, esas son las épocas en que sus ventas aumentan, y por ende, genera un poco de más dinero.

Estas dos experiencias se dan en una misma semana en la costa este de Puerto Rico. La baja económica de unos puede ser la bonanza de otros.

El denominador común de ambos casos es el alga marina conocida como sargazo.

Desde el 2011, la región del Caribe ha experimentado un aumento sustancial en la llegada de esta planta a las costas de sus territorios. Aunque el sargazo siempre ha existido y hasta aparece en los relatos del navegante y colonizador Cristóbal Colón, hoy día presenta un dilema ya que las cantidades del alga que están llegando son un reto para la ciencia, la política, la economía y la recreación.

De acuerdo al Instituto de Pesca del Caribe y el Golfo, la acumulación de esta alga en el Océano Atlántico sirve de hábitat para unas 120 especies de invertebrados y otras 120 especies de peces, ya que el sargazo provee nutrientes para la reproducción de estos animales. Es por eso que el pescador fajardeño celebra el impacto de la planta marina en la propagación de dorados.

Este alga también puede aportar a la protección y estabilización de playas, de acuerdo al oceanógrafo puertorriqueño, Jorge Bauzá.

“El sargazo, en condiciones normales siempre ha sido parte del proceso natural en el Caribe. Además, sirve de alimento para aves y fertilizante para la vegetación costera, que también ayuda a la estabilización”, explicó el científico en referencia a la importancia de la presencia vegetal en las playas como herramienta para mitigar eventos como la erosión costera.

Desde la perspectiva gubernamental en Puerto Rico, algunos de sus funcionarios igualmente destacan el valor y aportaciones ecológicas del sargazo.

“El sargazo, mientras está flotando y está, bien sea en el Atlántico Norte o a la deriva en las aguas, es un hábitat espectacular con sobre 120 especies asociadas a él”, destacó Ernesto Díaz, director de la Oficina de Zona Costanera y Cambios Climáticos del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA).

Las llegadas masivas de sargazo a las costas puede afectar el flujo de oxígeno en la superficie marina, causar fuertes olores y emitir sulfuro de hidrógeno (H2S) como resultado de su descomposición. Puede convertirse en un impedimento para la actividad turística y recreativa, e irónicamente también es capaz de acelerar la muerte de algunas especies marinas por falta de oxígeno al interrumpirse la entrada de luz al mar. En Francia, tratan el sargazo como una amenaza a la salud pública debido a los niveles de toxicidad.

“El veneno está en la dosis. Este volumen tan grande, cuando llega a estas bahías, a estas lagunas, se descompone, se pudre, y los procesos de descomposición y putrefacción en el agua resultan en consumo de oxígeno. Las bacterias utilizan todo el oxígeno del agua para metabolizar el sargazo. Ese es un oxígeno que ya no tienen los peces y ahí viene la mortalidad masiva de peces y otros organismos porque se asfixian en su propio medio”, explicó Bauzá al Centro de Periodismo Investigativo (CPI).

Los niveles de toxicidad relacionados al H2S producto del sargazo en descomposición pueden causar enfermedades respiratorias y ser mortal para humanos y animales de granjas, tal y como sucedió con las muertes registradas en áreas cercanas a playas en Francia y China, alertaron desde 2017 los investigadores de la Universidad de Puerto Rico, Jodany Fortuné y Gary Gervais.

Durante el mes de julio de este año, dos hombres murieron en menos de una semana en playas del norte de Francia y sus decesos coinciden con la llegada masiva del alga Ulva lactuca (lechuga marina), aunque sus muertes todavía son investigadas por las autoridades francesas. Al igual que el sargazo, la descomposición de esta alga emite sulfuro de hidrógeno. Uno de los hombres que falleció fue un granjero de ostras de 18 años de edad.

En el 2017, otro hombre murió cerca de la ciudad francesa de Saint-Brieuc. Aunque se anunció que su muerte fue como consecuencia de un ataque cardiaco, posteriormente se informó que su deceso ocurrió en la misma franja costera donde murieron 36 jabalíes que en 2011 se expusieron al alga en descomposición.

Durante los eventos de arribazones, que es el término que describe la llegada masiva de estas especies marinas a la costa, varias playas de Francia cierran y colocan un letrero que advierte “Cuidado, gas tóxico”, en referencia al alga. La exposición al H2S puede afectar los sistemas nerviosos y respiratorios y por eso la Agencia Francesa para la Alimentación, el Medio Ambiente y la Seguridad y Salud Ocupacional publicó unas recomendaciones para disminuir la exposición de residentes y trabajadores al sulfuro de hidrógeno del sargazo en descomposición en los territorios franceses que son parte del Caribe.

Las emisiones de sulfuro de hidrógeno representan un problema de salud pública y un reto para quienes tienen vínculos con las actividades en las playas.

“Prácticamente tenemos todo el verano donde no se puede utilizar la playa y eso es sin contar el hedor que trae la acumulación de sargazo, más lo que eso afecta en términos de infraestructura”, comentó María del Carmen Rodríguez, una de las propietarias del Parador Palmas de Lucía en Yabucoa.

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