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Centro para una Nueva Economía presenta los temas a vigilar en el 2022

El editor del Centro para una Nueva Economía (CNE), Sergio Marxuach, presentó el jueves los temas que a su juicio deben observarse durante el año 2022.

Según Marxuach, hay que seguir de cerca las consecuencias de la pandemia, la reestructuración de la deuda, la reconstrucción pos-huracán María, las elecciones a mitad de término y el regreso de la geopolítica.

A continuación, sus conclusiones:

  1. La pandemia – Aún nos queda mucho camino por recorrer antes de poder afirmar que el COVID-19 es una enfermedad más con la que podemos convivir, como la influenza. Esto es especialmente cierto en el hemisferio sur, donde las tasas de vacunación siguen siendo lamentablemente bajas. Mientras tanto, sabemos lo que tenemos que hacer: usar mascarillas, mantener el distanciamiento social, vacunarnos y seguir adelante.
  2. La reestructuración de la deuda de Puerto Rico – Después de cinco años de litigios y negociaciones, parece que Puerto Rico está a punto de reestructurar finalmente su deuda pública. El Plan de Ajuste propuesto no es perfecto y ha sido objeto de importantes críticas. Pero ofrece un cierto alivio de la deuda y levanta la nube de la bancarrota, lo que debería ser un positivo neto para las personas que buscan una posible inversión en Puerto Rico. Es una tarea realmente difícil determinar, con certeza, si el plan propuesto es adecuado, el horizonte temporal es demasiado largo y hay demasiadas variables. Lo que sí sabemos es que todo depende de la reactivación del crecimiento económico en Puerto Rico y eso depende, a corto plazo, del proceso de reconstrucción del huracán María y, a largo plazo, del desarrollo e implementación de un plan estratégico de crecimiento económico.
  3. Reconstrucción pos-huracán María – Parece que 2022 será por fin el año en que empezaremos a ver un nuevo gasto significativo en proyectos de reconstrucción, especialmente en los sectores de vivienda y energía. Afortunadamente, se han eliminado algunos de los obstáculos impuestos por el gobierno federal y el dinero puede empezar a fluir. Sin embargo, todavía quedan por delante algunas decisiones difíciles sobre qué se reconstruye y qué no y sobre las tecnologías de generación de energía. En este sentido, algunos de los asuntos más difíciles del proceso de reconstrucción no son de carácter técnico, sino más bien político, ya que los distintos grupos compiten entre sí para impulsar su propia visión (interesada) de cómo debe desarrollarse la reconstrucción.
  4. Elecciones a mitad de término – La Cámara de Representantes de Estados Unidos completa y alrededor de un tercio del Senado se presentan a reelección este otoño. La mayoría de los analistas y las encuestas prevén que los republicanos obtendrán el control de al menos una de las cámaras del Congreso, si no de ambas. Si ese escenario se hace realidad, cualquier legislación federal pendiente que amplíe o aumente el gasto federal en Puerto Rico, por ejemplo, extender los beneficios del SSI a Puerto Rico o aumentar la parte federal (FMAP, por sus siglas en inglés) de los costos de Medicaid, podría estar en peligro. Además, bajo una mayoría republicana, Puerto Rico podría incluso enfrentarse a la rescisión de la autoridad presupuestaria para ciertos programas o a la reducción de los fondos ya asignados para ciertos usos. Por lo tanto, es importante que la administración Pierluisi se mueva agresivamente para impulsar la agenda de Puerto Rico en Washington, D.C. durante los próximos meses. Una vez que la campaña electoral comience de lleno después de las vacaciones de verano, puede ser demasiado tarde.
  5. Inflación – Los precios para los consumidores están aumentando a un ritmo que no se había visto en cuarenta años. Esto se debe, en parte, al éxito de las medidas de asistencia económica para apoyar la demanda cuando se produjo la pandemia de COVID-19. Los bancos centrales brindaron enormes cantidades de liquidez a los mercados financieros. Los gobiernos se endeudaron a una escala que no se veía desde la segunda guerra mundial. Sólo en Estados Unidos, los déficits presupuestarios superaron el 12% del PIB tanto en 2020 como en 2021. Todo este estímulo impidió que la demanda se desplomara. La oferta ha sido una historia diferente, ya que la pandemia interrumpió la producción en todo el mundo. Los problemas en la cadena de suministro y el desorden de las redes logísticas provocaron retrasos y demoras sin precedentes, incluso cuando la demanda de bienes físicos aumentó en relación con la demanda de servicios, ya que la gente se refugió en el lugar. De ahí el aumento de los precios. Además, las empresas del mundo desarrollado se enfrentan a una escasez de mano de obra, ya que muchos trabajadores, por razones que no acabamos de comprender, no han vuelto a trabajar: hoy hay 3.6 millones de personas menos trabajando en Estados Unidos que en febrero de 2020. Los economistas no se ponen de acuerdo (gran sorpresa aquí) sobre si esta reciente tendencia a la inflación es un fenómeno temporero o permanente. En el primer bando están los que destacan las dislocaciones de la oferta que deberían acabar revirtiéndose, mientras que los del segundo apuntan al riesgo de que se consolide una espiral salarial de inflación. Jay Powell, presidente de la Reserva Federal, declaró recientemente que él (y el Consejo de Gobernadores de la Reserva Federal) se siente incómodo con la actual tendencia de los precios y que la expectativa es que aumenten las tasas de interés. Queda por ver si la Reserva Federal puede controlar las presiones inflacionarias sin inducir una recesión o provocar un desplome de los precios de los activos.
  6. El regreso de la geopolítica – A comienzos de 2022, Rusia amenaza con invadir Ucrania, China adopta una posición cada vez más asertiva en el Mar de China Meridional y Corea del Norte ha probado nuevos misiles. Además, las fuerzas autocráticas no-liberales parecen estar en alza en todo el mundo. La fuerza de estos movimientos se pondrá a prueba en las elecciones generales de Brasil, Francia y Hungría, y en las elecciones de mitad de término en Estados Unidos. Al mismo tiempo, China confía cada vez más en que su sistema es superior a la hora de promover la estabilidad, el crecimiento y la innovación, especialmente en contraste con un Estados Unidos dividido y disfuncional. Cualquier intensificación de la rivalidad entre China y Estados Unidos nos afectará, ya que el futuro de Puerto Rico, para bien o para mal, está ligado a Estados Unidos.
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