Egresado de la UPR alcanza la nota más alta de la más reciente reválida de Derecho
Pol Gumma obtuvo una puntuación perfecta
El catalán Pol Gumma, estudiante de la Escuela de Derecho del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico, obtuvo la nota más alta en la edición más reciente del examen de reválida de Derecho sancionado por la Junta Examinadora de Aspirantes al Ejercicio de la Abogacía y la Notaría del Tribunal Supremo de Puerto Rico.
El joven de 25 años nació en Premiá de Dalt, es fanático del balompié e hizo un doble título entre la Universidad de Puerto Rico y la Universidad de Barcelona. Además fue parte de un programa en que los estudiantes de Barcelona estudian un año en Puerto Rico y, al regresar a su país, completan un grado en derecho español y un Juris Doctor puertorriqueño. El joven, quien ha compartido en ocasiones anteriores que siempre quiso ser futbolista, se expresó sorprendido tras alcanzar una puntuación perfecta especialmente porque es el primero en su familia que estudió Derecho.
“Siempre quise ser futbolista, hasta los doce años, cuando, por una lesión en la clavícula, mis padres decidieron que no jugaría más ese deporte por ser de tanto contacto… No, no hay nada antes de mí en ese sentido, fue por casualidad. Cuando terminé escuela superior, comencé a estudiar ingeniería porque en España los ingenieros son profesionales muy bien valorados y los que más dinero ganan. Hacia el final de la escuela superior tienes que escoger entre Ciencias o Letras. En ese entonces yo tenía 16 años y no sabía realmente qué quería hacer académicamente, mi cabeza estaba en el tenis y, un poco sin pensar y otro poco por inercia, opté por las Ciencias, porque desde ellas se puede pasar a Letras, pero no a la inversa”, recordó.
Originalmente, expresó ante preguntas de la prensa, no tenía la intención de estudiar en Puerto Rico. Llegó con la intención de conocer a la isla y pasar la bien antes de regresar a España a completar sus estudios graduados. Compartió que se “imaginaba más un lugar como República Dominicana, no con el desarrollo urbano que encontré. Creía que encontraría algo más pequeño y con más naturaleza. Llegué a San Juan y recuerdo que dije ¡hostia, cuánto cemento! Hay aquí un nivel de desarrollo que no me imaginaba. Ese fue el primer día y luego, con el tiempo, me di cuenta de que el nivel de vida y el poder económico, aunque no sea el que muchos puertorriqueños quisieran, es mucho más elevado que el de otros países de Latinoamérica”.
El europeo también compartió que sufrió de lo que se conoce como un ‘cultural shock’. “No sabía nada de la gente latinoamericana y ¡ostras!, una hospitalidad que no entendía y pensé, ¡[Caramba], realmente existen personas así de buenas en el mundo, que sin conocerte sean tan amigables… Te lo digo con total honestidad, tan pronto llegué todos me recibieron con los brazos abiertos y me ofrecieron su ayuda, mientras viví en Puerto Rico, en Plaza Universitaria durante diez meses, hasta junio de 2019”.
