Una mujer “brava” y con “batería nuclear” | Jenniffer González en su rol de madre durante la contienda electoral
La comisionada residente y su esposo narraron algunas de las preocupaciones que hubo durante el embarazo y en plena campaña primarista
Rodeado de estigmas, la maternidad es, quizá, uno de los temas más controvertibles en la vida de una mujer que supera los 40 años de edad, pero ninguna crítica o señalamiento empañó la ilusión de la candidata a la gobernación por el Partido Nuevo Progresista (PNP), Jenniffer González Colón.
A sus 47 años, la también comisionada residente se convirtió en madre de los gemelos Jenniffer Nydia Mercedes y José Yovín Jorge, luego de meses en los que enfrentó cuestionamientos sobre su capacidad para dirigir un país.
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“Yo soy una mujer obesa, la edad, automáticamente era alto riesgo y gemelos más alto riesgo, así que yo no te voy a negar que yo recé mucho porque yo soy una mujer de mucha fe. José también. Y yo te tengo que decir que yo no tuve nunca una mala barriga, yo no vomité, a mí no me dio dolor y yo dormía bien. No me dio nada”, contó sobre el embarazo de sus hijos, que están por cumplir ocho meses.
Ante todo pronóstico, la comisionada afirmó que el embarazo le brindó fuerzas y continuó viajando a Washington y haciendo campaña por la primaria frente al incumbente Pedro Pierluisi hasta el octavo mes. Según su esposo, José Yovín Vargas Llavona, es una mujer brava que tiene “batería nuclear” para manejar su apretada agenda.
Ambos confesaron que desde el inicio era claro que deseaban tener hijos, algo que se acentuaba ante el hecho de que provienen de grandes familias, las cuales describieron como muy unidas. Los cuidados de él, monitoreando su sueño y dieta, y untándole Vicks en los pies en las noches, fueron clave, contaron entre risas.
Y aunque parezca que todo estaba calculado, no pudieron llegar a su baby shower el 17 de febrero. Un día antes, los gemelos llegaron al mundo tras una cesárea que se vio marcada por infinitas emociones, un diagnóstico de preeclampsia y los chistes de José Yovín con el anestesiólogo.
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“Cuando salió el primer grito para mí eso fue el momento más emocionante de mi vida. Ahí yo te tengo que decir que nada compara con ese primer llanto”, dijo emocionada al describir el intercambio de miradas con su esposo, y el olor único que emanaba de los menores.
Y así, hasta el sol de hoy los menores crecen en un hogar que, aseguran, está más fortalecido con su llegada, con una madre que afirma ser más paciente y más hábil para manejar las tareas del día a día, y un padre que se ha vuelto más responsable.