“No dormimos bien porque ¿y si me tocan la puerta?” | Cómo vive la comunidad inmigrante en Barrio Obrero a un día de la intervención de las autoridades
Durante una visita hoy, lunes, por el Barrio Obrero, las calles lucían tranquilas, aunque eso solo era una imagen relieve
Una sastrería, un food truck y par de colmados son algunos de los negocios que continúan abiertos a un día de la intervención de las autoridades federales en Barrio Obrero, Santurce, en la que detuvieron a 40 personas que entienden no cumplen con la documentación requerida para residir en el país.
Tras la orden ejecutiva que firmara el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, agentes de agencias como el Departamento de Seguridad Nacional (HSI, por sus siglas en inglés) y del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) deberán protagonizar lo que ya se han catalogado como redadas, no solo en Barrio Obrero, sino en las barriadas de Capetillo y Buen Consejo, en Río Piedras.
Todas las comunidades antes mencionadas albergan un número significativo de inmigrantes, en especial, de dominicanos y dominicanas junto a sus familias.
Durante una visita hoy, lunes, por el Barrio Obrero, las calles lucían tranquilas, aunque eso solo era una imagen relieve. Lo que verdaderamente imperaba era el miedo.
Niños que se quedaron sin asistir a la escuela, trabajadores que no acudieron a ganarse el pan de cada día y víctimas de las brutales intervenciones policíacas anoche no durmieron y hoy no se atrevían a hablar pensando en cuándo sería la nueva ola de detenciones.
“Nosotros somos los que ponemos esto a valer“, dijo una mujer que junto a su esposo operan en la calle Haydeé Rexach uno de los colmados en donde detuvieron a dos hombres de los cuales hoy se desconoce su paradero.
De forma inesperada, a eso de las 11 a.m., llegaron agentes uniformados y con armas largas y se posicionaron frente al colmado. De las nueve personas en el lugar, uno era menor de edad. Tocaron la puerta de la casa del matrimonio, en donde también se encuentra el colmado que administran. Lo que sintió, más bien, fue como si intentaran tumbar su puerta.
La comerciante y otro dominicano, ingeniero civil, contaron que los dos hombres allí detenidos estaban en pleno proceso para definir su estatus migratorio, situación que se replica en otros inmigrante que a pesar de haberlo iniciado, fueron detenidos de todas formas.
De ahí que la esposa de uno de ellos no estuviera disponible para conversar, pues tras el llanto desconsolado del domingo, hoy se dispuso a visitar varias agencias para auscultar cómo ayudar a su esposo, que es un ebanista que suple a ferreterías del área, como lo es la reconocida El Cometa.
“Esto aquí es familiar“, añadió la mujer al asegurar que es la misma comunidad la que se sostiene a nivel comercial, pues los dominicanos gastan incluso más que los propios puertorriqueños. Tampoco es un secreto que se consideran como los más trabajadores, por lo que entienden que industrias como la de la construcción se verán afectadas. “Para nadie es un secreto que la construcción en Puerto Rico está en manos de los dominicanos“, afirmó.
Y así se replicaron las historias a lo largo de toda esa calle. Una pareja de puertorriqueños que dirige otro colmado se mostró preocupada respecto a cómo saldrán adelante si la comunidad dominicana merma su actividad. Volvemos al miedo.
Mientras, otro joven que compartió su historia y que tampoco quiso brindar una entrevista afirmó que lleva 11 años residiendo en la isla con sus documentos al día, pero se solidarizó con su comunidad y aseguró que el alcalde Miguel Romero debe hacer más por la comunidad de inmigrantes, pues el Municipio de San Juan es quien único les representa ante lo que describió como una brutal fuerza policíaca.
Un consenso al que llegaron todas las personas que quisieron dar una mirada breve a su historia es que, en efecto, las normas deben cumplirse en Puerto Rico y quien incurra en actos criminales deberían asumir las consecuencias.
No obstante, hicieron un llamado a dejar de criminalizar a toda la clase trabajadora por igual puesto que, no calmarse la situación, hay quienes incluso ponderan dejar todo atrás y regresar a su país cuanto antes.
El equipo de Radio Isla visitó las instalaciones de la Oficina del Inmigrante y Derechos Civiles de San Juan, mas el portón estaba cerrado. Un matrimonio de dominicanos que visitó el área no pudo tampoco a acceder a los servicios.